miércoles, 3 de diciembre de 2014

POESIA ENTERTAINMENT.

 "Maldigo la poesía entendida como un lujo"
Gabriel Celaya.

Este lunes, día 1 de diciembre, a las 20 h"Nomadic School of the Senses" presenta en Espacio B, "The Insider. Episodio I", poesía para ver y oír, poesía para experimentar, de la mano de Ernesto Estrella Cózar.

Media hora después del horario previsto, se abren las puertas de la galería y se avisa que podemos entrar. Al entrar hay que poner la huella digital sobre una cartulina doblada, tamaño carné, que en la portada tiene el espacio para la huella digital y otros espacios para rellenar con los datos personales, sólo visibles con lupa. Parece que también es importante ver unos diagramas simples pero incomprensibles que están en las paredes del fondo. Parecen la distribución de proyecciones o algo parecido. Imposible opinar porque no pude verlos al completo.
En el interior del carné se hace una introducción a The Insider (Una serie en 6 episodios) que es el trabajo que el poeta Ernesto Estrella ha venido a presentar. Hoy toca el Episodio I danza de lo Ilegible. Y la reseña habla de un empleado de aduanas jubilado que lleva en su interior una amalgama de voces en diferentes idiomas.
Poco después avisan de que en la acera de enfrente de la galería hay un hombre con los ojos vendados y descalzo. Es el poeta anunciado. Está solo, descalzo y está quieto.
Cuando uno ha venido atraído por el señuelo de la poesía, reconoce en la imagen cierta carga poética.
El hombre comienza a moverse con movimientos que los occidentales asociamos al Dai Qi chino, aunque no lo sean. Se para en medio de la calle -que es pequeña y que no tiene prácticamente tráfico- y comienza a moverse espasmódicamente. Adios a lo poético. Pero la performance continúa. Viendo los desplazamientos del hombre uno llega a pensar que los ojos vendados no lo están tanto y que ve. Si no del todo, si al menos referencias de los vehículos aparcados y el hueco entre ellos. El poeta con los ojos vendados entra en la galería y sigue con sus movimientos cada vez más rápidos y violentos. La situación se prolonga. Demasiado. Finalmente el poeta pide que le acerquen el micrófono que estaba preparado en un extremo de la sala. Y empieza el recital de algo parecido a la poesía fonética y al spoken word que practican los yankis. También comienzan a aparecer en la pantalla de un monitor varios dibujos b/n sencillos y sin pena ni gloria. Poco después se quita el trapo que le vendaba los ojos y comienza a acompañar los sonidos con movimientos, ahora más tranquilos.
Susurros y soplidos al micro, más susurros y más soplidos. De vez en cuando algún cambio de idioma y alguna frase inconexa y, a veces, sin sentido. A veces una improvisación sobre la marcha y vuelta a empezar con los susurros y los soplidos. Uno, que conoce la poesía fonética de Nicola Frangione y de Bartolomé Ferrando, no deja de advertir la diferencia. Uno que conoce el trabajo multimedia de colectivos como Contact v.2 hp process, https://www.facebook.com/groups/112974375445068/264025960339908/?notif_t=group_activity,
o los intentos de Xavier Sabater y su Cyberpoesía, no deja de advertir la diferencia. Aquí no hay novedad. La poesía fonética lleva haciéndose ya hace bastantes años. Los hip-hoperos llevan también mucha ventaja por delante en lo de hacer ruidos con el micro. Y para ejercicios vocales, los de la muy maldecida Marina Abramovic y sus siete horas seguidas de soltar la voz y llegar a los límites.
Si a eso le añadimos que no hay emoción, ni comicidad ni agresividad ni nada que se parezca de lejos a una comunicación de sentimientos y, para colmo de males, el poeta se arranca con un “Singing in the rain” de karaoke, … Apaga y vámonos. No merece la pena aguantar una hora de pié para ver este espectaculillo de poca monta.

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