viernes, 24 de marzo de 2017

POSTPRODUCCIÓN_23


      La segunda propuesta conocida, mantiene la tesis del soliloquio. Arriesgada pero plausible. Exige una segunda lectura del libro. Exige, lector, que te mentalices. Ponte en situación. El autor regresa del entierro de su madre. Vuelve a la vieja casa familiar, que hace años que no pisa. Los recuerdos le asaltan y tu te saltas el segundo capítulo. El tercero es un viejo cuaderno encontrado, como no, en el fondo de un baúl en la buhardilla. El capítulo cuarto es una regresión a su mundo habitual en la ciudad. Y el quinto la foto de la prima Angélica. Ya puedes empezar a releer. La novela está servida, señor. Y cuando acabe, no olvide el señor regresar aquí y comenzar a leer el párrafo siguiente que contiene, como no podía ser menos, una nueva propuesta de novela, desconocida ésta para el lector, que se verá arrastrado a su lectura en forma violenta e ineludible, en cuanto acabe de leer este párrafo que le ha dejado con la lengua fuera.

      Dedicada a A.H., y seguidores, que no andan faltos de verdad, sino de fe. Corta todo lo que no sea autobiografía y referencia de realidad inmediata. Preproducción y postproducción son aposturas y apostillas. Vergüenza me da decirlo, pero es así. Tú puedes tomártelo como te dé la gana, pero no hay más que eso. Recuerdos y periódicos. Y ganas de pasarlo bien. Si alguna vez se te ha pasado por la cabeza escribir una novela, toma tu referencia con lo que has leído y concluye que tú puedes hacerlo mejor. No hay duda. A la vista de lo que hay, cualquiera con dos dedos de frente puede ser escritor. No lo dudes, chaval, te prometí un camino iniciático, y aquí lo tienes. Agarra algo que escriba y algo donde escribir. Ponte a ello. Para ti acaba Operación Vídeo y empieza El-sábado-que-nunca-se-acaba. Que así sea.

      No creo que a estas alturas, con tres propuestas de novela en firme y lo que queda, que no es poco, el Editor tenga dudas. Esta novela da mucho de si. Sí, claro, porque es de un calvo. Pues si es calvo, lo tiene claro. Mucho. Sí, esta novela da mucho de si. Tanto que hay quien mantiene, vaya usted a saber por qué, que Operación Vídeo es una novela hermética. Claro, las veladas alusiones al nominal de la flor que sale del capullo de rosa, y las ausencias de Bembos y Abulafias, son datos que lo demuestran. Si se buscan con decisión y claridad de ideas, con una lógica de fraile medieval, con la fría determinación de un investigador de tesis doctoral, si se buscan así, entonces está claro que aparecen. Faltaría plus. ¡Cómo iban a poder resistirse esas débiles claves a la metódica escrutación de un sicolingüista cenital! Todo clarito y sobre la mesa. Con sus implicaciones y ramificaciones. Las influencias, plagios y tergiversaciones. Todo a la luz de lo oculto. Todo bajo el manto de Trismegistófeles. Vayamos por partes. El Método es el Método. Capítulo Primero. Sentido homenaje a la leyenda de San Proust de la Magdalena. Pero en corto y sintético. Abreviado para despistar. Capítulo Segundo. Nombre Clave: Jaimón de Irlanda. Filenames: James Rolls-Joyce, la biblia de la prensa en sus distintas secciones, vistas por un publictario, lejos de Dublín y olvidado de los Dublinesers. Operación de transvase de lenguajes, cómic y vídeo. Capítulo Tercero. Bajo la doble advocación de Machado y W. Withman. Homenaje encubierto a todos los poetas emboscados en los concursos de provincias. Capítulo Cuarto. Con mucho el más difícil y desdibujado. Homenaje a Cervantes que también se metió en camisa de once varas. Las once varas son símbolo inequívoco de los pinceles a los que se refiere el capítulo. Nuevos experimentos de lenguaje vídeo. Y el quinto y último, es una apología de la gran serpiente cósmica. La grande y dulce anguila de mazapán que se presenta con nombres de mujer.

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